martes, enero 03, 2012

Invitación y rechazo.

Eres bajita, Julia, y regordeta, y un poco cargada de espaldas. Tienes el culo plano y no soportas llevar tacones. Te mueves pesadamente y caminas como somnolienta. Sin embargo, tienes un rostro agradable y una piel suave y sin defecto alguno y tu pelo es negro y crespo. Cuando me ves, Julia, solo tú me sonríes sin que haya ninguna razón para ello y me haces pensar, día tras día, que quieres algo conmigo, así que yo, que tengo pocas oportunidades de intimar con una mujer, me decido, me acerco, pongo mi mano sobre tu hombro y sonrío mientras te miro a los ojos desde muy cerca. Entonces, sin previo aviso, tu expresión cambia, pones cara de susto y das un paso atrás. La rapidez de tu gesto es una acusación en toda regla, pero no debes temer nada, Julia. No soy de los que toman la fruta prohibida sin pedir antes permiso. Pero tú, Julia, eres una calientapollas. No es por que lo digan mis palabras, es por que lo dicen tus actos.

No hay comentarios: